sábado, 7 de abril de 2012

El existencialismo



Más que una corriente de pensamiento  es una actitud frente al mundo,  la cual paso de estar enfocada en el pensamiento en el cual el sujeto pensante,  el hombre concreto de carne y hueso, se incluya  a sí mismo como objeto, en lugar  de  pretender reflejar objetivamente la realidad;  a una visión del mundo  dominado por  lo absurdo  y la angustia.

En el existencialismo  juega un papel importante la existencia, la libertad y la elección individual, en donde el ser humano  es aquel que piensa, actúa, crea experiencias subjetivas con la vida dándole valor al existir. El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo tanto es totalmente responsable de sus actos. De alguna manera la libertad resulta incómoda, debido a que hay que saber qué hacer con ella, por lo tanto será la causa de una gran angustia. El existencialismo no cree en normas generales válidas para todos,  el hombre bajo sus responsabilidades debe crear sus propias normas. Cuando realiza una elección, tiene inseguridad si es buena o mala, por tanto esta va acompañada de la angustia.

Se considera que hay dos formas de explicar el existencialismo: el existencialismo ateo y el existencialismo cristiano.

Existencialismo Ateo: 

Este  tipo de existencialismo  aborrece cualquier creencia  trascendental,  metafísica o religiosa. El existencialismo ateo confronta la ansiedad por la muerte  sin recurrir a la esperanza de ser salvado por Dios. Para algunos filósofos, la molestia existencial es sobre todo teórica, mientras que para otros filósofos se ve muy afectada por la angustia existencial.  
Según Heidegger, el sentido del hombre proviene de su existencia en un mundo al cual ha sido introducido, por lo tanto es un ser-en-el-mundo, es decir,  un  “ser ahí”. Lo característico del ser humano es su brevedad, es decir, su condición provisional en un mundo que existe ante todo en su conciencia y que el mismo se encarga de construir con sus actos. Heidegger distingue dos tipos de existencia: la existencia inauténtica,  es decir, lo insignificante, anónima, la propia, simplemente el hombre corriente que se refugia en las ocupaciones ordinarias de su vida cotidiana;  y la existencia autentica, la que llega a través de la angustia. La angustia hace  percibir al hombre su condición de ser finito y le muestra que su existencia se funda  en el vacio absoluto, es decir, todo es insignificante, ningún valor humano es verdadero. El hecho de quenada prevalezca  sobe nada abre al hombre infinitas posibilidades, lo convierte en un ser completamente libre,  pues nada puede limitar sus actos de conciencia. Pero basta analizar esa libertad para darse cuenta que está en realidad limitada por la circunstancia vital del individuo y por los sucesos de su vida pasada. Su única posibilidad está enfocada hacia el futuro, es decir, la existencia humana es la proyección hacia adelante, entonces encuentra el hombre una nueva limitación, absoluta e inevitable: la muerte. Terriblemente todas las posibilidades futuras se reducen a una sola, la angustia se muestra  con toda su crudeza en un hecho cierto, es decir, la existencia humana no es más que una continua anticipación a la muerte, como lo diría Heidegger el  ser-en-el-mundo es un ser-para-la-muerte. La misma angustia que ha despegado al hombre de la comodidad embustera de su existencia  inauténtica para sumergirlo en la desesperada conciencia de su finitud es también su única salvación, es decir, la angustia permite al hombre mirar de frente a su muerte y perderle de miedo, por lo tanto si se vuelve  a la nada, nada hay que temer, esta es la existencia autentica.

Por otra parte,  Sartre parte de dos supuestos básicos: la negación de todo valor y ley objetivos, y la afirmación de la absoluta falta de sentido a la vida humana. Sartre que el mundo está dividido en dos especies de ser, el ser-en-sí, es decir, el ser de las cosas y el ser-para-sí, es decir, el ser de las personas. Mientras son completas en sí, los humanos son incompletos; mientras q en el ser-en-sí, es decir, la esencia antecede la existencia, mientras que en el ser-para-sí sucede lo contrario, la existencia antecede  la esencia, es decir un ser que existe antes de poder ser definido por ningún concepto y este ser es el hombre, el hombre empieza a existir, se encuentra, surge en el mundo y después se define, esto quiere decir que la naturaleza humana consiste en un proyecto indeterminado. El hombre es el encargado de llenar con sus elecciones el vacio que se abre ante sí. El ser humano está condenado a elegir libremente su destino, Dios no existe, no hay valores u órdenes  que  condicionen nuestra conducta. Una vez que el hombre es arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace, sin ningún apoyo ni socorro. El hombre al enfrentarse a un futuro despoblado de referencias, no solo siente angustia si no también nausea  primordial,  la mayoría de hombres intenta dar un sentido a la existencia  en si absurda e incoherente. Adquiriendo obligaciones rutinarias pretendiendo mostrar las acciones como determinadas  acordes a un plan racional, esta existencia es falsa, es producto de la mala fe, de la cobardía de los hombres  que al enfrentarse a la realidad se ven dominados por la angustia y la nausea. La realidad de la existencia humana se caracteriza por carecer de sentido y todo modo de vida coherente no es más que una falsificación, esta se da debido al deseo del hombre en constituirse en lo que no es, es decir, por constituirse en un ser completo cuando por esencia  es incompleto. Todo lo que constituya algún tipo de ley o norma es algo que anhela para situarse en el mundo y liberarse de la angustia. El hombre se somete a cualquier tipo de norma o ley por elección personal limitándose al ejercicio de la propia elección a aquellos actos que no obstaculicen la libertad de los demás de elegir de un modo semejante. Con esto  se da por entendido que hay que respetar la libertad de todos.


Existencialismo cristiano:
 
Este tipo de existencialismo cree en la trascendencia de la vida y pone de antemano que Dios es la causa eterna de todo cuanto existe. este rechaza la idea tradicional del ser como algo dado sin mas, algo de lo que cualquiera pueda afirmar su existencia, admite una tesis: no hay objeto sin sujeto, todo lo que tiene carácter de objeto ha sido determinado por la conciencia en general. a esto se le añade una experiencia existencial que se siente interiormente, es decir, el derrumbamiento del ser. de lo anterior resulta un pesimismo fatal en el cual el mundo es una ruina permanente y la existencia se encontrara en un indefinido suspenso y jamas se realizara,es decir, la existencia es lo que nunca puede convertirse en objeto.

Por otra parte la existencia es libertad. La libertad es un concepto difícil de comprender, puesto que identifica la existencia misma, es decir, el hombre tiene conciencia de su libertad en la decisión existencial de ser él mismo y no otro. Esta conciencia de libertad lleva a un sentimiento de culpa. EL hombre se ve a sí mismo culpable. El hombre existe mediante su continua elección y acción; pero tomar una alternativa es dejar de lado las otras posibilidades, estas posibilidades son los demás hombres, de ahí la decisión de existir en la culpa.
El único camino que se le abre a la existencia humana para evitar tanto su culpa como su irreversible desgarramiento, su insuficiencia sin fin, es su relación con la trascendencia, que vendría siendo un seudónimo de Dios. La existencia es la trascendencia o no es nada. Pero la trascendencia carece absolutamente del carácter de objeto, es algo oculto.
Todo lo existente como la naturaleza, la historia, la conciencia, etc., puede interpretarse como la clave de la trascendencia, es decir todo está en todo, todo es Dios. La trascendencia es el ser en fracaso continuo.la ruina del ser, es necesaria para construir un mundo con voluntad de duración, pero con conciencia de riesgo de derrumbamiento que se cierne sobre todo lo existente, es la prueba de la eternidad a la que el hombre aspira. La existencia es el anhelo insaciable de eternidad perpetua orientada a la trascendencia. Por lo tanto el fracaso de todo ser finito debe para servir para corroborar la suprema infinitud del único ser verdadero, Dios.

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